
De las modelos a las actrices
de Hollywood, terminando en el pop. Hoy, la moda prefiere a la música y a sus
divas
Rihanna para Balmain, Beyoncé para H&M,
M.I.A. para Versus... Este ha sido el año de la unión entre moda y música
Mario Ximénez — @marioximenez — "Todo
nació con una foto antigua, de cuando era pequeña. Estaba subida a una motocicleta.
Llevaba una chupa
de cuero y gafas de sol.
Se la enseñé, y surgió la magia". Cuando Taylor Momsendescribía la colección Material Girl de Macy's diseñada por Lourdes María, hija de Madonna y fashionista precoz,
para la que prestaba su imagen antes de ser sustituida por Kelly Osbourne,
esbozaba sin quererlo una nueva dirección en el buque que viaja la moda. Mirar hacia atrás en la industria este año es mirar
hacia un escenario,
un micrófono esperando vibrar con la música que lo gobierne y es hacer una
indisoluble solución: 2013
fue el año en el que moda y música caminaron de la mano.
Esta unión indiscutible se refrenda en innumerables fichajes a lo largo del año –Rihanna para Balmain, Rita Ora para DKNY o Erykah Badu para Givenchy, por poner algún ejemplo–; desfiles inolvidables –tarea ardúa es olvidar el vestido de Taylor Swift en el show de Victoria's Secret– y en los innumerables pactos de amistad que incluían rescoldos de amigos interiores, como en el caso de Kanye West y su multimillonario contrato con Adidas después de cuatro años con Nike. Si The September Issue remitía al poder precursor de Anna Wintour para hacer del fenómeno de las celebrities una ventaja para iniciar una nueva y próspera relación con Hollywood, el mismo peregrinaje que las revistas de moda hicieron en los 90's hacia una meca que esperaba en la Costa Oeste lo hace ahora hacia el poder de un cantante para cambiarlo todo, sencillamente, con una canción. Y un perfecto de cuero, en el caso de Taylor.
Esta unión indiscutible se refrenda en innumerables fichajes a lo largo del año –Rihanna para Balmain, Rita Ora para DKNY o Erykah Badu para Givenchy, por poner algún ejemplo–; desfiles inolvidables –tarea ardúa es olvidar el vestido de Taylor Swift en el show de Victoria's Secret– y en los innumerables pactos de amistad que incluían rescoldos de amigos interiores, como en el caso de Kanye West y su multimillonario contrato con Adidas después de cuatro años con Nike. Si The September Issue remitía al poder precursor de Anna Wintour para hacer del fenómeno de las celebrities una ventaja para iniciar una nueva y próspera relación con Hollywood, el mismo peregrinaje que las revistas de moda hicieron en los 90's hacia una meca que esperaba en la Costa Oeste lo hace ahora hacia el poder de un cantante para cambiarlo todo, sencillamente, con una canción. Y un perfecto de cuero, en el caso de Taylor.
Ese rey del imperio british que es Christopher Bailey ha sido el único en hacerle sombra
con un proyecto de dimensiones paralelas y esencialmente musicales, habiendo
iniciado una serie de conciertos a lo largo de Reino Unido. Los Burberry
Acoustics, que así se llaman
y los cuales vieron la luz por primera vez en la flagship store de la firma en Regent Street, en una noche de ríos de champán de la mano de Kaiser Chiefs. Después, a esta perfecta ecuación se le han unido grupos en
rabioso apogeo británico como SixToes, Lewis Watson,Josh Record, The
Night IV o Coastal Cities.
Naomi,
Christy, Claudia, Cindy, Linda. Sus nombres están grabados a fuega en la memoria de la
industria, pero la diferencia de las supermodelos está en que su influencia trascendió cualquier barrera y
pasaron a hacer temblar una población en la que ellos querían conquistarlas, y ellas
anhelaban su belleza. Después de
aquellos maravillosos años y de la historia de amor entre Hollywood y la moda
–esta, por ahora, sigue vigente– lo único que depara 2014es una conclusión tan melódica como
esperanzadora: la moda suena más
fuerte gracias a su música, y la
canción que han compuesto juntas solo acaba de empezar.
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