Reproducimos esta entrevista en exclusiva, publicada en el Architectural Digest, realizada por Dana Thomas y producida por el venezolano Carlos Mota, con fotografías de Simon Watson.
Valentino Garavani no es italiano, es "italianissimo", desde sus elegantes maneras, la forma en como pronuncia las "erres" y sus trajes a la medida. Pero el modista confiesa que una de sus grandes influencias en el trabajo y en su vida se encuentra al otro lado del globo. "China", confiesa, me cautivó por la constante reverencia que hacen a su historia y la belleza de las artesanías tradicionales.
"Cuando estuve en Beijing por primera vez, en 1993", recordó Valentino, "Vi una colección de trajes antiguos, y fue uno de los momentos más emocionantes de mi vida".
La evidencia de la pasión que siente el diseñador por el gigante asiático, es el Château de Wideville, un castillo magisterial del siglo XVII a las afueras de París, construido por el ministro de finanzas de Luis XIII, y que posteriormente se convertiría en el hogar de una de las amantes de Luis XIV. Valentino, quien también tiene hogares de ensueño en Londres, Roma, Nueva York y en Gstaad, Suiza, adquirió este elegante château de ocho habitaciones en 1995 y le encargó al destacado decorador de interiores Henri Samuel que lo transformara en un lugar de comodidad real.
"Hicimos cada cuarto juntos", comentó Valentino. El trabajo fue finalizado al año siguiente, dos meses antes de que el nonagenario Samuel muriera. "Soy muy particular y me gusta meter la nariz en todo. Incluso si admiro al decorador, tengo que dar mi opinión".
Desde que Valentino se retiró de su firma de costura en 2008, la compañía establecida en 1959 fue adquirida por la familia real de Qatar. Ahora pasa varios meses al año en Wideville comiendo panache. Los fines de semana recibe a sus amigos más íntimos; también ha realizado fastuosas celebraciones como el "Love Ball" en 2011, una gala a beneficio de la Fundación Corazón Desnudo que dirige la supermodelo Natalia Vodianova. Esta organización recauda fondos para crear lugares seguros de esparcimiento para niños en pobreza o con discapacidades.
El lugar favorito de Valentino en el château, es el jardín de invierno, un espacio multiusos amoblado "au chinois" ese estilo que fue tan popular en los años 20's y 30's. Piezas en cerámica, asientos para el jardín de "famille-rose," recipientes enormes sobre consolas de madera dorada y un batallón de figuras vestidas con trajes chinos pegadas a las paredes con soportes dorados.
Otro elemento que atesora Valentino es un pigeonnier que salvó de ser destruido hace algunos años. "Fue la última cosa que restauré", comentó.
Esta pajarera fue todo un reto para el diseñador. "No puedía poner elementos comunes del siglo XVII (alrededor del pigeonnier) como pasa en el interior del château — no hubiese quedado bien", confiesa dando a ver el mundo de detalles y dramatismo que forman parte de su obra.
Traducción libre del artículo publicado en el AD
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